Ciudad de la Alegría

Los que siguen mi blog, saben que se caracteriza por ser un espacio de reflexión, en el que, muchas veces, lanzo preguntas al aire; un espacio en el que comparto, narro anécdotas, vivencias, sobre lugares, escapadas, viajes...

Hoy me apetecía, simplemente, contar al mundo...

algo tan sencillo y, aparentemente, vano como que este sábado lució el sol en Luxemburgo de forma muy excepcional. Los que vivís en países cálidos podéis estar pensando: pues menuda tontería...

Resulta, cuanto menos, inquietante darse cuenta, una vez pasados los años, y los lugares, las personas..., que lo que antaño, simplemente, no existía, ahora cobra una importancia impensable en tiempos remotos. Me refiero a esa "máxima" de: se valora lo que se tiene cuando lo has perdido.

Y, como adelantaba, con el transcurrir de los años y los acontecimientos, lamentablemente, reparas también que eso se aplica no sólo a cosas, sino a lugares, situaciones, personas...

Y yo..., por ejemplo, echo de menos el sol; algo que, cuando niña y allá en mi tierra canaria, "daba por hecho" que tenía que estar, que el mundo, sencillamente, así era.

Y no... El mundo no siempre es así. He aprendido a priorizar, a valorar pequeñas cosas, y a recordarme que son esas cosas, precisamente, las que aportan felicidad.

Este sábado brilló el sol; y era sábado; y podía estrenar la camisa blanca ochentera, de mangas abullonadas, que tanto está de tendencia y que tan bien me queda; y tengo salud para llevarla, que es lo que cuenta...

Era sábado y brillaba el sol por fuera y por dentro.

Me viene ahora a la mente una de las enseñanzas de aquella monjita en el colegio privado:

"Madre Teresa de Calcuta llamaba a la ciudad de sus niños la Ciudad de La Alegría, porque Calcuta era mucho más que pobreza y calles malolientes en las que la gente se agolpaba por los suelos. En la que fuera capital de la India Británica, había alegría también. Sus niños reían, decía Madre Teresa. Quizá porque, para su gente, la felicidad consiste en otra cosa..."

Un abrazo en la distancia...