Del por qué el humano necesita encontrar explicaciones a todo lo que ocurre a su alrededor (origen y sentido de la esencia), no podría precisarlo con certeza..., pero sí es bien cierto que ése es el caso, que nos es imprescindible conocer, saber la razón de tantas cosas... Y, quizá en esa búsqueda, es donde la idea de un Dios o varios dioses cobra sentido.

Si hay algo que caracteriza a la geografía china es la presencia de templos en prácticamente cada uno de sus rincones, o ésa es al menos la sensación que uno se lleva al partir del país.

Y es que, en un estado soberano de más de 1.300 millones de habitantes que practican ya sea el budismo, el taoísmo, confucianismo o la religión tradicional china, parece más que razonable que se precise de lugares de culto de toda índole capaces de albergar semejante población; Templos en los que lanzar plegarias al cielo en busca de una respuesta a peticiones y oraciones sea posible...

Así, éstos sortean la geografía del país cual niño travieso la autoridad de sus padres y, visto que la vida me había premiado con la gran suerte de visitar el país por muchos considerado ya como la primera potencia mundial, me dije que tenía que aprovechar al máximo mi estancia y explorar, al menos, los más representativos.

El Templo del Cielo, construido en  1420, es el mayor y más importante de los de su categoría en la República Popular China; reclamo más que suficiente para resultar uno de los señalados en el mapa. 

Me atraía además su historia..., como el dato sobre las Dinastías Ming y Qing, que lo utilizaban para adorar por las cosechas y dar gracias por los frutos obtenidos; de ahí su forma y arquitectura, en simbología de una tierra y un cielo, a veces amigo, otras no tanto.

Y, después de un largo paseo por el Parque Tiantan Gongyuan, al sur de Pekín, finalmente llegaba, como los lugareños lo llaman, a pinying Tian Tan, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.  Me parecía mentira estar allí, tan lejos de los míos, y lo mío... y ver tantos devotos fervientes... 

Sentada en uno de los peldaños de la empinada escalinata y exhausta por la larga jornada, opté por no cuestionarme mucho y fijar mi mirada en la puesta de sol que ya caía sobre la cúpula del majestuoso edificio. Eso siempre funcionaría...

Un abrazo en la distancia...
































Jersey: Promod
Falda: Zara
Abrigo: Di Bye 
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Botines: Nando Muzi
Bolso: Balaboosté París
Pulseras y Collar: Pandora