Aquel día se trataba simplemente de coger el coche y perdernos en un lugar cualquiera, lejos del bullicio y las responsabilidades, donde sólo estuviéramos nosotros...

Estábamos en la isla perfecta para ello, Fuerteventura. Allí lo que sobraban eran rincones escondidos con sabor a tonos nude.

Y nos perdimos... Difícil fue encontrar alguna piedra entre tanta montaña de arena para evitar que la toalla saliera volando al viento.

Eso, el infinito del mar, el sol del atardecer reposando en nuestras mejillas, la arena empecinada en jugar con nuestro cabello... Y que el mundo ruede.




















Trikini: Zara
Toalla: Bigmouth Inc.