En Cotillo el tiempo parece haberse parado en algún momento del pasado. Es como si pasara lentamente y eso, lejos de importar, se agradece, pues nos permite poder apreciar cada una de las tonalidades y maravillas que el paisaje tiene por ofrecernos.


En Cotillo cualquier intento que se haga por acomodar el cabello resulta en vano, pues este paisaje no sería lo mismo sin sus golpes de viento y olor a salitre. Además, para protegernos ya están los montoncitos de piedrecitas que sólo Dios sabe cuántas historias habrán visto pasar.

Cotillo es la opción perfecta para enamorados dispuestos a dejarse enamorar por un paisaje a mar, arena multicolor teñida por el verde alga y el rojizo de una puesta de sol como estoy segura se disfruta en pocos lugares del mundo...

Y yo estaba dispuesta a dejarme enamorar...

Un abrazo en la distancia...



















Camiseta Oversize: Sisley
Zapatos: Calzados Diez, Madrid