Cuenta la historia que,  allá por el año 1587, Felipe II sacó las Reales Ordenanzas sobre higiene y privacidad, prohibiendo escupir, lanzar aguas a las calles, defecar y poseer animales cerca de las viviendas, entre otras muchas cosas.


Familias europeas acaudaladas habían optado por Santa Cruz de La Palma como base para sus operaciones mercantiles, no en vano el puerto de la ciudad era el último en la ruta de las Américas del reino de los Católicos.

Y, una vez allí,  construían casas de grandes balconadas, con vistas al mar, pero no con la finalidad que hoy se les daría, sino para "defecar" en un gran agujero que solía situarse en uno de sus extremos. Y todo ello daba al exterior y a un mar, luego, que venía y se lo llevaba todo...

Servían,  también,  como mirador, para acechar la venida de posibles piratas,  fenómeno muy frecuente en la época.  Precisamente, ésa fue la excusa que se utilizó, cuando el Rey desautorizó la construcción de balcones e, incluso,  ordenó la demolición de éstos, alegando razones de higiene.

Así, en la ordenanza se dejaba claro que,  en las ciudades de Granada, Santa Cruz de La Palma, La Laguna y Las Palmas, se prohibía la construcción de balconadas exteriores y se obligaba al desarme de los ya existentes, dando con ello paso a los patios interiores presentes actualmente en muchos de los inmuebles.

Afortunadamente y para orgullo de los palmeros, Santa Cruz de La Palma contaba ya con el primer ayuntamiento elegido democráticamente de la historia de España, y los entonces regidores del ayuntamiento hicieron caso omiso a esta ley. Por consiguiente, se salvan de ser derribados los balcones de la actual Avenida Marítima, pues se informó que éstos servían como puestos de vigilancia ante los ataques piráticos y moriscos y que sus casas hacían las veces de murallas defensivas.

Como resultado de lo expuesto, entre otros muchos factores, Santa Cruz de La Palma está en vías de ser declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO.

Y bien..., como no podía ser de otra manera,  el verano pasado,  allí me encontraba, en tan bello enclave y en uno de los muchos inmuebles históricos que adornan la geografía santacrucera, en Casa Celestino.

Había llegado a mis oídos información sobre este "alojamiento a visitar" y las fotografías disponibles en la web parecía confirmaban lo que se comentaba sobre el lugar. Una vez allí,  pronto supe que la realidad superaba con creces mis espectativas. De ahí que quisiera compartir este destino con ustedes, por si os decidís ir por estas fechas a la Isla Bonita.  

A unos pasos literalmente de la playa y con todo tipo de facilidades (supermercado, restaurantes, cafeterías...) en la misma puerta, en Casa Celestino me sentí como una auténtica "señora de época" en la ciudad que me vio nacer.

Como siempre,  seguirán vídeos en Instagram.

Un abrazo en la distancia...


















































Blusa: Stradivarius
Pantalón: Zara
Zapatos: Michael Kors
Pulseras y anillos: Pandora
Reloj: Casio