Gante es la ciudad perfecta a visitar cuando se quiere desconectar y de lo que se dispone es de un fin de semana y escasamente una noche.

O para pasar un fin de semana romántico, en pareja, en uno de sus hoteles art - nouveau...

Gante es la joya flamenca, casi un tesoro escondido en la confluencia de los ríos Lys y Escalda y una de las ciudades belgas más importantes por la abundancia de iglesias antiguas, edificios históricos, puentes serpenteando sus canales y actividades de todo índole.

Sin embargo, no fue ésa la razón que me animó a visitarla esta vez, sino el ambiente cultural y universitario que allí se respira, siendo, sin duda alguna, la ciudad más efervescente de Bélgica. 

Su efervescencia está presente en las calles, cafeterías y terrazas. Recordaba qué bien se sentía con, simplemente, sentarse en un banco en una de sus múltiples plazuelas medievales, con el tan-tan de las campañas de fondo, mientras observas cómo los jóvenes beben cerveza belga y comparten risas y los últimos rayos del día reconfortan tu tez castigada por el frío invierno. 

Me apetecía volver a estar allí y que los jóvenes me transportaran a mi época universitaria...
...

Pero, como buen tesoro oculto, la ciudad me guardaba una sorpresa que no esperaba encontrar. Se trata del hotel... 

De Gante me llevo, entonces, en esta ocasión, la alegría y convivialidad de sus calles, pero, ante todo..., la experiencia única en el hotel Art - Nouveau.  

Pero eso ya lo contaré en un próximo post...

Un abrazo en la distancia...














































Vestido: Zara
Abrigo: Guess
Botas: Zara
Bolso: Balaboosté París 
Gorro y Accesorios: Colección Personal