Ayer nos despedimos del otoño y dimos la bienvenida al invierno.  Y así, dulcemente, dejaremos atrás los paisajes húmedos colores tierra, ocres, con olor a canela y a madera mojada, para sumergirnos de lleno en los blancos nevados y olores a chocolate de taza y dulces recién horneados. 

Del otoño me guardo también el susurro de los árboles; el rozar del viento entre sus ramas y el caer de las hojas en un suelo ansio de fertilidad.

Y la brisa helada golpeando mi tez mientras camino de tu mano y te digo cuánto frío tengo y tú me recuerdas que una vez más he olvidado mis guantes. Ni por asomo sospechas que lo hago a propósito. No sería lo mismo sin el calor de tu mano mostrándome el camino...

Un abrazo en la distancia...































Look: Zara