Aprendí que los principios dan miedo, que los finales son tristes y que lo que importa es el camino.

Estimados lectores,

Ayer, inmersa en un momento de lectura, vino a mí la siguiente frase que me no sólo me hizo reflexionar, sino que me dio una lección de vida que consideré debía compartir con ustedes.


"Aprendí que los principios dan miedo, que los finales son tristes y que lo que importa es el camino". ¡Cuánta verdad hay en estas palabras! Cierto es que, por regla general, cuando comenzamos un nuevo proyecto, actividad, relación…, no importa qué, nos invade un sentimiento de temor ante lo desconocido. Nos preguntamos si estaremos en el camino adecuado y, más aún, si acertamos al decidir recorrer dicho camino. 

Y daríamos lo que fuera por saber del futuro; ser conocedores, aunque sea un ápice, de nuestra ventura, siempre en busca de ese sentimiento llamado felicidad.

Nos da miedo o, peor aún, tristeza la sola idea del final: posible final de una relación, de un proyecto al que hemos dedicado una gran etapa de nuestra vida…, no importa. Nos sumerge en una profunda tristeza llegar a pensar, por ejemplo, que, habiendo dado nuestro más auténtico yo a una persona, finalmente, la relación no se dé y concluya. Decidimos, incluso, en un alarde de auto-protegernos, sentarnos a esa altura del camino y no avanzar, no arriesgarse, no entregarse…

No reparamos que justamente eso es la vida, un camino a recorrer y que, si no decidimos recorrerlo, simplemente, no habremos vivido; que lo importante, como bien dice la cita, no es ni el comienzo, ni el final, sino cómo se haya recorrido el camino…

Pues bien, con esta reflexión bien presente en mi cabeza y con un deseo infinito de compartirla con ustedes, me lancé, sin pensarlo, a la calle en busca de unas fotografías que acompañaran mi texto. 

En esta ocasión, no te muestro un lugar en especial, no te hablo de un estilo o te presento imágenes rebuscadas. Son capturas simples, muy simples, pero con mucha simbología. En ellas se refleja un camino a recorrer y camino…, camino de todas las formas posibles: CAMINO LIGERA, ME PARO POR TAN SÓLO UN MOMENTO PARA TOMAR AIRE Y SEGUIR LUEGO, CAMINO SONRIENTE, CAMINO MUY SONRIENTE, CAMINO CON LA CABEZA BIEN EN ALTO, ME VUELVO A PARAR PARA ALZAR LA MIRADA Y NO PERDER EL HORIZONTE… ¡NO IMPORTA CÓMO LO HAGAS! LO IMPORTANTE ES EL CAMINO.

Un abrazo en la distancia…
















Vestido: Zara 
Abrigo: Zara
Medias: Calzedonia
Botas: Bimba y Lola
Bolso: Pepemoll
Accesorios: Colección Personal