Estimados lectores,

En estos días, como ya les había informado en mi anterior post, he estado malita, con la gripe. Pero, también es cierto que esto no me ha impedido dejar de pensar en ustedes y en una de mis pasiones, el blog. 

Teniendo en cuenta que no hay nada más recomendable que tomarse algo calentito cuando hace un frío como el que nos ha estado golpeando y, por otra parte,  mi adicción por el chocolate, quiero compartir con ustedes estas instantáneas de una de mis visitas a la Casa del Chocolate, en Luxemburgo.


En esta ocasión, he optado por dar el protagonismo al lugar, porque eso es la Casa del Chocolate en Luxemburgo, "el lugar". Situada a los pies del Palacio Ducal, es lugar para reencuentros y huir del frío; lugar para dejar volar pasiones, como la pasión por el chocolate; lugar donde hay cabida para la amistad, el saber estar, el buen gusto y el talento. Lugar donde, por grande que sea una pena, éstas se dejan a un lado si estamos, como es el caso, ante un buen chocolate. Y hasta lugar donde esa faceta de niño que creíamos perdida, resurge, sin llegarnos a importar el bloqueo ocasionado ante tanto chocolate o hundir nuestro dedo en el trozo de tarta de la persona que nos acompaña para probar, tan sólo probar, un poquitito… su manjar.

En mi caso, en esos días en los que uno no sabe qué hacer o a dónde ir, la Casa del Chocolate siempre constituye una buena opción. Y no podía dejar de compartirlo con Ustedes… 

Tartas, bombones mil, fuentes de chocolate, frutos secos caramelizados, especias que transforman sabores, diseños arriesgados o simplemente originales, colores por doquier, romanticismo y nostalgia, mucha nostalgia… Eso es la Casa del Chocolate en Luxemburgo.

Un abrazo en la distancia…