-"¡Eres nuestra Frida Kahlo luxemburguesa!", me grito él desde la ventanilla del coche mientras yo posaba para las instantáneas. Lo admito: logró sonrojarme y sacarme una sonrisa. Fue uno de los piropos más originales que me habían dicho, de ésos que no provocan el enfado o querer huir "apavorida". No, era un piropo de ésos que te hacen girar, sonreír e, incluso, incitan a conocer a la persona, descubrir qué ser maravilloso podría esconderse bajo esa mirada clara.

Sí, lo reconozco, despertó en mí curiosidad y algo que me decía que, siendo tan joven, de origen luxemburgués y conocedor del personaje de Frida Kahlo, bien era prueba de que tenía ante mí un hombre "por descubrir" o, cuanto menos, misterioso.

Para nada me creí Frida… Tal vez, el hecho de que portara un vestido largo negro, en tul y bordados en pecho, con su sombrero también negro de ala ancha, en lana…, tal vez eso ayudó a que surgiera la comparación. O mis rasgos latinos, ojos negros, cejas pobladas, pelo largo… No sé…, pero para nada me creí Frida: nunca se me dio la pintura.

Frida fue una mujer inconformista, artista, poetisa como ninguna, pero, sobre todo, mujer. Una mujer que, habiendo nacido en el México más profundo y machista se formó y, a pesar de los múltiples infortunios vividos que la dejarían postrada en una cama fruto de innumerables operaciones, logró sacar partido de su postración y hacer surgir su faceta más oculta de artista en forma de cuadros, dejándonos para la posteridad una obra inconmensurable.

Y aunque algunos no hayan entendido su empeño por resaltar sus pobladas cejas e incluso, en ocasiones, bigote, yo sí… La definía una rebeldía como a ninguna y le resultaba casi deleznable la pose típica de figuritas de porcelana a punto de romperse de las mujeres de época y sociedad, siempre en un afán de contentar al varón. 

Bella, latina, rebelde, inconformista, romántica, expresiva, apasionada, luchadora insaciable, sin sentido (a veces negativa como otras tantas ave fénix), mujer por encima de todo, ésa era Frida Kahlo.


Entonces y sólo así acepté la comparación al que en tan sólo en unos minutos había pasado a convertirse en un hombre con el compartiría conversaciones y unas risas, pero siempre guardando su aire misterioso.

- ¿Te atreves a ser tú el que me saque las fotos? A ver si es cierto que ves una Frida en mí…

El resto lo haría la puesta de sol que vendría después.

Un abrazo en la distancia…









































Vestido: Zara
Sombrero: H&M, Colección Original 2016
Botines: Nando Muzi
Accesorios: Colección Personal